San Marino, una excursión entre leyenda y realidad
Como un precioso botón insertado en una particular ojal, la del panorama romañolo, San Marino destaca por su aspecto y por el rico bagaje de tradiciones que celosamente custodia, pero que ofrece cortésmente a los ojos del visitante que va a descubrirlo.
San Marino, nación autónoma situada entre Romaña y Las Marcas, ofrece libre acceso a cualquiera que desee visitarla y se encuentra a 700 metros de altura sobre el Monte Titano, dominando los valles de Montefeltro.
Ya desde lejos se puede apreciar el estilo medieval que caracteriza a los edificios de este lugar, entre los que destacan tres torres, conectadas por una serie de murallas construidas en la antigüedad para proteger el territorio.
Aún hoy se pueden admirar las particulares construcciones de piedra típicas de la Edad Media, que muestran claramente los signos de un arte, el de los canteros, que mantiene firmes sus tradiciones.
Una vez en el centro histórico de San Marino, no se puede dejar de admirar la Basílica del Santo, que data de 1826, y la Iglesia de San Francisco, la más antigua del país.
El Palacio Público de San Marino se encuentra en la Piazza della Libertà, una terraza panorámica desde la que se puede disfrutar de una espléndida vista que abarca desde la costa adriática hasta los Apeninos.
En el Museo Estatal de la Piazza Titano se conservan importantes hallazgos que dan testimonio de la evolución de este particular pueblo.
Hay tres fortalezas que dominan con su imponencia San Marino y el territorio circundante: la Prima Torre, la Rocca Cesta, con su imperdible Museo delle Armi, y la Rocca Montale.
Y en las callejuelas que forman una densa red entre estos tres antiguos baluartes, cada año, en septiembre, se respira un aire especial, el de la fiesta nacional. En esta ocasión, es posible ver a un grupo de abanderados y ballesteros que, rememorando una antigua tradición del país, desfilan y ofrecen un espectáculo de otros tiempos.
Entonces comienzan las Jornadas Medievales de San Marino, que, como evento principal, ofrecen una emocionante exhibición en la Cava dei Balestrieri, donde un grupo de jóvenes bien entrenados compiten en un torneo con el arma que siempre ha simbolizado el principal instrumento antiguo de defensa del pueblo.
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